Presentación a la carta
Una de las peculiaridades menos atractivas que tenía GNU/Linux hace unos años para el usuario principiante, era el desfile de mensajes esotéricos que iban desplazándose por la pantalla mientras esperábamos a que el sistema se iniciase y nos mostrase un escritorio gráfico (o el indicador de la interfaz de línea de comandos). Esa forma de arrancar intimidaba un tanto a quienes aspirábamos a conocer el manejo del sistema, y, asimismo, producía una sensación de sistema poco elaborado y un poquito cutre. Pero desde la aparición de las pantallas de bienvenidas, con su despliegue de gráficos animados, la situación ha cambiado bastante.